miércoles, 10 de abril de 2019

Cairns...

Tras ese aparente desorden, existe un equilibrio constante que mantiene la perfecta unión entre el ser y la experiencia vivida en cada segundo de nuestras vidas.
Para la filosofía Zen, las piedras apiladas significan estabilidad, así como en el psicoanálisis soñar con apilar piedras significa que tomaremos iniciativas para lograr que finalicen nuestras preocupaciones.
En los países anglosajones "Cairns" es el nombre que se le otorga a los montículos de piedras, los cuales se usan como marcas situadas en altas montañas o cerca de los cursos del agua. 
Esta imagen de montículo me transporta a ese conocido dicho "Todxs ponemos nuestro grano de arena" Porque si todxs aportamos nuestro granito de arena, llegaremos al perfecto equilibrio. 
Por tanto, sugiero que pongamos con cariño nuestro "cairns" en la vida de los demás. 




domingo, 7 de abril de 2019

Agua...


El agua corre por mi cuerpo. Siento el agua hirviendo sobre mi piel, erizada por el contraste de temperaturas. Siento como las heridas van brotando, pidiendo ser limpiadas por ese flujo de agua. ¡Imposible! Ni el mar más salado podría con ellas ahora.
Me toco todo el cuerpo, con firmeza, intentando tener algún tipo de pista sobre la percepción que tengo ahora de mí misma; como persona, como mujer. Tan solo percibo escozor.
Mis poros se abren a consecuencia del vapor que desprende mi cuerpo y como consecuencia observo como coge estructura en forma de lágrimas en los azulejos de la pared. Las paredes también lloran, ellas de placer, yo de…
Doy un fuerte golpe, queriendo cerrar el grifo con máxima rapidez, escuece.
Me siento sobre la tapa del váter, acogida por mi toalla de color turquesa. Doy tiempo suficiente para que mi cuerpo comience a secarse de manera natural, dejando que la toalla me envuelva, me abrace.
Abro los ojos y voy hacia la habitación, dejando huellas a mi paso por toda la casa. Me siento en la cama y miro por la ventana. Llueve en Madrid. Quizás podía haber salido a la calle y purificarme con esa agua que la madre tierra nos ha regalado, pero no. Tengo que sentirlo.
Una emoción es universal, un sentimiento es individual. Tan solo nosotros podemos saber cual es la mejor manera de bailar con él.
Empezamos a crecer dentro de un lugar acuoso, el vientre de nuestra mamá. Solo conectando con ello de algún modo, volvemos a conectar con la vida

                                                                                                                                 Agua…


sábado, 6 de abril de 2019

El Rey de los mares azules


No es más que un frío muy cálido. Así es como se acogen las palabras más realistas que puedes recibir de alguien que intenta quererte, protegerte, acunarte en su regazo de un manto azulado con olor a brisa marina. 
El amor puede coger muchas formas, incluso colores...tantos como los de un arcoiris que de repente aparece ante tu mirada como una dulce rendición ante la asombrosa belleza de la vida. Y lo acojo, acojo ese amor con los brazos muy abiertos, aun sabiendo que solo está ahí, mirándome desde algún punto del universo. Y así es, aunque a veces cueste así es. 
Siempre estuve convencida que, como dice aquel proverbio chino "el aleteo de las las de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo".
Es así, ¡por supuesto que es así narices! Cualquier pequeña acción de nuestro ser, puede cambiar el mundo, por tanto, sintámonos responsables de cambiar nuestra realidad, a veces oscura, a veces desalmada. 
Es así, tal como lo describe mi adorable Mario Benedetti en su poema "No te rindas": "Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar el canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos" 

Así que; 

No te rindas, por favor no cedas
aunque el frío queme
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma
y hay una vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque los has querido y porque "te quiero".


Texto dedicado al Rey de los mares azules
(con todo lo que tienes, con todo lo que eres)

martes, 2 de abril de 2019

Cielo y Mar


Cuando se acerca la tormenta

Te pido que no te enfades, al fin y al cabo, tu y yo no somos tan diferentes…
Así comienza nuestra conversación cada vez que te acercas a perturbar mi Luz. Y suena retorico decir esto, ya que es precisamente esa luz la que llega con fuerza penetrando en mis ojos de color miel.
Preciosa tormenta, cuéntame tus secretos y no sientas tanto miedo como el que yo estoy sintiendo ahora. Te acojo. Te abrazo.
Es ese canto tuyo el que remueve mis emociones. ¿Qué será de mí, si me escondes de la luz del día y me ocultas en la noche umbría?
Vete por favor, hoy no tengo ganas. Prometo acogerte cuando tus gotas de cristal me abracen.
 Ya pasó la tormenta; necesito descanso. Ser azul como antes. Encontrar tu abrazo, allí, justo allí, en la línea, donde se juntan Cielo y Mar.

lunes, 1 de abril de 2019

Una bonita causalidad

“Un mundo es por sí solo un extraño hervidero de misteriosos y entrelazados propósitos y casualidades, pero ¿dos? Cuando dos mundos funden sus alientos a través de unas aberturas en el cielo, lo extraño se vuelve más extraño, y pueden llegar a suceder muchas cosas que pocas imaginaciones serían capaces de abarcar”
                                                                       -Laini Taylor-

Me crié en un pueblo de Madrid. Los soportales de mi edificio cada día me ofrecían un sin fin de explicaciones sobre como funciona el mundo en el que vivimos. Y es que...si al final lanzas una hormiga contra una telaraña, el final era previsible.
Así comencé a darme cuenta que yo no quería ser esa hormiga y mucho menos esa araña.
Mi padre me enseñó que las cosas pasan por algo. ¡Cuántas veces escuche esa frase cada vez que me veía sufrir!
Fui una niña y adolescente tímida, de hecho, aunque muchas personas de las que me conocen se extrañaran...lo sigo siendo.
Un amigo, me dijo hace poco, que el éxito es relativo, y que, con el paso de los años tus éxitos van cambiando según la importancia que le des a las cosas.
Pero bueno, vuelvo de nuevo al hilo...
Creo y siempre creeré que bajo un aparente caos que es el encargado de operar el universo, muy a menudo nos encontramos ante "casualidades" que nos conducen a preguntarnos qué es aquello que gobierna los hilos del azar.
Quizás puede que todo eso que las personas llaman casualidad sea un punto de inflexión que cambia tu vida en el momento menos esperado y además, si sabemos leer las señales, nos daremos cuenta de que es algo que realmente estábamos esperando.
Todo aquello que pasa, lo que negamos, de lo que huimos, asimilamos, aprendemos, aceptamos y guardamos dentro de nuestro ser, pasan por algo.
Pasan porque nos preparan para virar el rumbo de nuestra vida...quizás con la llegada de alguien nuevo a tu vida, con un despido inesperado, un viaje que hacía mucho que deseabas hacer, un olor, una mirada...

miércoles, 4 de enero de 2017

Sin promesas...sin garantías



No tenemos que comprometernos a un futuro juntos. El futuro es tan desconocido, y somos tan fluidos, y estamos tan cansados de pretender que sabemos.
Nuestros pensamientos y sentimientos están en constante cambio, son incontrolables, como un océano salvaje de amor.
Nuestros deseos crecen y menguan; nuestros sueños nacen y mueren a cada momento.
No tenemos que comprometernos a una cierta forma de amor. Las formas están cambiando siempre, como las mareas.
No necesitamos seguridad aquí. No estamos buscando comodidad, sino la Verdad.
Hagamos un compromiso más profundo; uno que no pueda romperse o perderse.
Con la presencia. Para estar en el aquí y ahora.
Para dar todo de nosotros mismos. Para conocer, y dejarnos conocer.
Para decir la verdad, hoy; sabiendo que nuestra verdad podría cambiar mañana.
Para inclinarnos ante el otro, incluso si nuestros corazones están rotos o sensibles.
Sin promesas, sin garantías.
¡El amor requiere de coraje! ¡Sí!
Porque el amor es un campo, no una forma. Comprometámonos con el campo, recordemos el campo en cada momento de nuestros preciosos días en esta Tierra.
En diez años, podríamos seguir juntos. Podríamos tener hijos. Podríamos vivir juntos, o separados.
Podríamos no volver a vernos nunca más. Este podría ser nuestro último día.
Si somos honestos, en realidad no lo sabemos; el no saber es nuestro Hogar.
Podríamos ser amigos, o amantes, o extraños, o familia, o podríamos seguir siendo algo indefinido, más allá de la narrativa, nuestro amor no puede ser capturado en palabras.
Aquí, al borde de lo conocido, en la línea que algún día dividió la cordura de la locura, y la duda de la certeza, jugamos, bailamos, bebemos té, nos acariciamos, lloramos, nos encontramos.
Sacrificamos la comodidad y la previsibilidad. Pero lo que ganamos es asombroso: Este tremendo sentido de estar vivos. Completamente abiertos a los misterios del amor, a los misterios de nuestros cuerpos.
Un poco en carne viva, tal vez. Un poco temblorosos. Quizás un poco desorientados, pero tal vez este sea el precio de ser absolutamente libres.
Tal vez una antigua parte de nosotros siga aún buscando a mamá o papá, a esa Persona Mágica que jamás ha de irse, que siempre estará allí, que se lleve la soledad reprimida que vive en nuestras entrañas. Amando esa parte asustada, también; inclinándonos ante esa parte, también, pero sin ser controlados por ello.
Y los demás les preguntarán:
¿Qué hay de su futuro?
¿Qué pasará si tienen hijos?
¿Cómo diablos se definen ustedes?
¿Por qué le temen al compromiso?
¿Por qué huyen de la seguridad? ¿De la comodidad? ¿Del futuro?
Los llamarán locos, o dirán que no conocen el amor, o que están perdidos, o que son poco amorosos y egoístas, y ustedes sonreirán, y entenderán su miedo, porque ese miedo fue alguna vez el de ustedes, y ahora ya no pueden abandonar su camino.
Y nadie tiene que caminar con ustedes. Nunca.
En determinado momento, sólo la Verdad los hará sentir satisfechos. Una verdad viviente, renovándose a sí misma en cada momento, la Verdad salvaje del corazón abierto.
Cuando el Amor y la Verdad son Uno, cuando el Compromiso está profundamente enraizado en el aliento, podemos finalmente pararnos frente a frente sin resentimiento, y estallar en el más melancólico de los atardeceres, cobijados en la más profunda alegría.

Caminando solos, juntos, solos.