lunes, 21 de diciembre de 2015

Las excusas de la mentira

La mentira es algo muy arraigado entre todos nosotros. ¿Quién no ha mentido alguna vez? Algunos incluso denominamos a las mentiras “piadosas”.
Mentir es también una forma de comunicarnos, pero una forma de comunicarnos “falsa”. Obviamente no es lo mismo mentir que ocultar una realidad, pues a menos que esta salga a la luz no nos encontramos en la tesitura de afirmar o negar.
Nadie tiene la memoria suficiente para mentir siempre con éxito”
-Abraham Lincoln-

Nunca llamemos mentiroso a aquella persona que nos oculta algo, llamemos mentiroso a aquella persona que una vez sale esa realidad, a la luz la niega.
Eso sí, ¿por qué mentimos? ¿Por qué nos mienten? Esto es algo que resolveremos hoy aquí, pues tras las mentiras hay una serie de excusas que las justifican (o no).
Si no tuviésemos motivos para mentir no lo haríamos. Siempre hay una razón por la que mentimos, aunque esto no significa precisamente que sea algo bueno, algo positivo.
En ocasiones podemos pensar que cuando mentimos estamos haciendo un bien, pero ¿alguna vez te has visto atrapado tras una mentira? Esta es una situación incómoda, de la que es muy difícil que escapemos, pues ya bien dice el dicho “se coge antes a un mentiroso que a un cojo”.
Pero, si te inquietan los motivos que pueden llevar a una persona a mentir, incluso si no eres consciente de por qué tú mismo puedes mentir, hoy descubrirás algunas excusas que se esconden tras las mentiras:
  • No querer hacer daño a alguien: esta es una de las primeras excusas que alguien que miente se repite en su cabeza para justificar la mentira que va a decir. Curiosamente, algo que ya deberíamos haber aprendido hace tiempo, es que cuanto menos queremos hacer daño, más daño hacemos. Replantearnos esta excusa y decir la verdad (aunque pensemos que será peor) nos hará sentir mucho mejor.
  • Querer obtener un placer a cambio: muchas personas son manipuladoras y mienten con el objetivo de que los demás hagan lo que ellos quieren o con el simple afán de hacer daño. Hay personas que disfrutan con esto y por eso su excusa para mentir es la búsqueda del placer.
  • Mentir por mentir: hay personas que saben que mienten, a veces de forma compulsiva, no saben por qué lo hacen, pero tampoco tienen intención de ponerle solución. Quizás sea un hábito adquirido, un rasgo que se ha incrustado en nuestra personalidad. La excusa es “miento porque sí” o “soy así y no voy a cambiar”.
  • Es una mentira piadosa: las mentiras piadosas no existen, esto es solo una manera de encubrir una mentira que consideramos de poca importancia, poco grave. Pero, una mentira será siempre una mentira y no nos traerá nada bueno, intentemos evitar ¡hasta las mentiras piadosas!
  • Mentir para simular: en ocasiones mentimos para mantener una imagen, esa imagen que queremos dar a los demás, para mostrar algo que realmente no tenemos. Tarde o temprano tu verdadero “yo” saldrá a la luz, es mejor ser uno mismo en vez de simular ser alguien que no eres. 
Una sola mentira lo cambia todo

¿Cuándo te sientes mejor? ¿Cuándo mientes o cuándo dices la verdad? En la mayoría de las ocasiones mentimos para evitar un mal mayor, pero ¿realmente estamos haciendo esto?
La mentira tarde o temprano sale a la luz, aunque nos neguemos a ello, aunque lo evitemos. No podemos mantener una mentira durante mucho tiempo y cuando sale a la luz perdemos la confianza de aquellos a quienes queremos.
Estás equivocado si crees que mentir es mucho mejor que ser sincero. Si la realidad de una situación puede doler, ¿cómo una mentira puede aplacar ese dolor?, ¿cómo puede evitarlo mejor que la propia sinceridad?
Debemos cambiar el chip, ese que tenemos incrustado en nuestra mente y que nos dice que la mentira es mejor para evitar un dolor. ¿Desde cuándo algo negativo es mejor que algo positivo?
Nadie logra mentir. Nadie logra ocultar nada cuando mira directo a los ojos”
-Paulo Coelho-

A nadie le gustan las mentiras, por piadosas o pequeñas que sean. No nos hace sentir bien que decidan por nosotros lo que debemos...

domingo, 20 de diciembre de 2015

El antídoto

R E F L E X I Ó N

El marido llegó con su Padre y le dice: Papá, no aguanto más a mi esposa, quiero matarla, pero tengo miedo que me descubran!
Me puedes ayudar?
A lo que su Papá respondió: Claro que sí hijo, pero tendrás que hacer las paces con ella para que nadie desconfié de ti cuando ella muera.
Debes cuidar de ella muy bien, ser gentil, agradecido, paciente, cariñoso, menos egoísta, retribuir siempre, escuchar más..
Ves este frasco aquí? todos los días colocaras un poco de este polvo en su comida.  Así de a pocos ella ira muriendo.
Pasados 30 días el hijo volvió y le dijo a su Padre:
No quiero más que muera!
Pase a amarla... y ahora? como hago para cortar el efecto del veneno?
El Padre entonces le respondió:
No te preocupes! Lo que yo te di fue polvo de arroz.
Ella no va a morir, pues el veneno estaba en ti!
Cuando alimentamos rencores, morimos de a pocos.
Es necesario que podamos hacer las paces con nosotros mismos y con quienes nos han ofendido.
Que podamos tratar a los otros como nos gustaría ser tratados.
Que podamos tener la iniciativa de amar, de dar, de entregarnos, de servir.. Y no sólo de querer ganar, de ser servidos, de sacar ventaja de explotar al otro.
Que el amor nos alcance todos los días, pues no sabemos si tendremos tiempo para purificarnos con ese valioso antídoto llamado perdón.

domingo, 13 de diciembre de 2015

La gente bonita...

La gente bonita lleva los calcetines con rayas, las bragas con dibujos y la mirada con amor. La gente bonita se tropieza mientras se viste porque siempre va con prisas, come lo mismo más de una vez a la semana y pierde el tiempo mirando cosas que no importan a los demás. La gente bonita llora cuando ve una película triste, pero se mantiene fuerte cuando tiene que secarle las lágrimas a alguien a quien quiere. La gente bonita sigue el ritmo de la música con los pies cuando va en autobús, aguanta la respiración cuando pasa por un túnel y no pestañea hasta que el avión no aterriza. La gente bonita para decir "te quiero" besa en los párpados, respira cuando le muerden y tira fuerte del pelo. La gente bonita es más bonita por lo que quiere saber que por lo que ya sabe. La gente bonita besa, ríe, baila, bebe, canta, se cae, se equivoca, se levanta, pide perdón, se despeina, se rompe las medias, sangra, abraza, lee, vive y sobrevive.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Eso es vivir...


¿Qué se gana?


El Miedo y la Mentira


El miedo a hacer daño se manifiesta a través de una frase muy común:
"No quería hacer o decirte tal cosa para no hacerte daño"
Probablemente todas las personas la hayamos utilizado de una forma u otra, pero...¿qué esconde realmente esa frase? 
Esconde una gran mentira atrapada en un sentimiento de culpabilidad.
Cuántas cosas hemos dejado de decir o de hacer por el miedo a hacer daño a la otra persona o más bien, por pensar que eso es así. Cuando realmente ni sabemos lo que le puede hacer daño , ni estamos siendo honestos con nosotros mismos. 
De forma encubierta existe un autoengaño por necesidad de protegernos. 
Dejamos de decir la verdad, dejamos de mantener una comunicación eficaz y auténtica, escondemos y ocultamos mucha información que la otra persona merecería saber y, querría saber. 
Todo esto acaba teniendo unas consecuencias, que muchas veces no hemos querido tener en cuenta. 

Cuando mentimos para no hacer daño, no damos tan siquiera a la otra persona la oportunidad de que elija, simplemente decidimos por ella. 

No tenemos la capacidad para hacer sentir a una persona de una determinada manera. Esto no depende de nosotros, ni nuestros actos ni nuestras palabras tienen este poder, y por lo tanto, no podemos saber cómo se sentirá alguien al respecto. 
Sólo nosotros en sí mismos somos responsables de lo que sentimos, nos lo generamos a través de las interpretaciones que damos a algo que ha ocurrido, que nos han hecho o dicho. 
Existen muchas frases que son las que nos han hecho creer que somos responsables de lo que pueda sentir la otra persona: "Me has hecho sentir culpable de esto...", "Tú me has hecho daño", "Me has dañado con tus palabras", "Estoy dolida por tu comportamiento", "Haces que me sienta triste"...

Con estas frases y todo lo que tenga que ver con hacer resposable de cómo nos sentimos a otra persona, estamos dejando de asumir nuestra responsabilidad y la realidad de esas sensaciones ,esos sentimientos y  emociones, las generamos nosotros mismos, a través de nuestra interacción con los otros; y emergen a través de nuestro pensamiento y experiencia.