viernes, 3 de octubre de 2014

El día más bello: hoy.
La cosa más fácil: equivocarse.
El obstáculo más grande: el miedo.
El mayor error: abandonarse.
La raíz de todos los males: el egoísmo.
La distracción más bella: el trabajo.
La peor derrota: el desaliento.
Los mejores maestros: los niños.
La primera necesidad: comunicarse.
La mayor felicidad: ser útil a los demás.
El misterio más grande: la muerte.
El peor defecto: el mal humor.
El ser más peligroso: el mentiroso.
El sentimiento más ruin: el rencor.
El regalo más bello: el perdón.
Lo más imprescindible: el hogar.
La ruta más rápida: el camino correcto.
La sensación más grata: la paz interior.
El arma más eficaz: la sonrisa.
El mejor remedio: el optimismo.
La mayor satisfacción: el deber cumplido.
La fuerza más poderosa: la fe.
Los seres más necesitados: los padres.
Lo más hermoso de todo: el amor.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Mañana lo dejo!

Solo un corazón agradecido aprende

http://www.cuatro.com/viajandoconchester/temporada-3/programa-2/pedro-g-aguado/Viajando_con_chester-Risto_Mejide-Hermano_mayor_2_1867455012.html

A veces uno quiere pero no puede, otras uno podría perfectamente pero no le da la gana y no sabe muy bien porque...
Sea como sea, el poder no vale nada, si aunque sea por una sola vez en la vida, no eres capaz de querer

lunes, 15 de septiembre de 2014

El árbol...

"Las monjas nos enseñaron que hay dos sendas en la vida: la de la naturaleza y la de la gracia. Hay que elegir cuál se seguirá. La gracia no trata de complacerse a sí misma. Acepta que la desaíren, que la olviden, que le tengan aversión. Acepta insultos y agravios. La naturaleza es interesada. Hace que otros la complazcan. Le gusta dominarlos. Para salirse con la suya. Encuentra razones para ser infeliz cuando el mundo brilla a su alrededor, cuando el amor sonríe a través de todo. Nos enseñaron que nadie que ama la senda de la gracia termina mal. Te seré leal. Pase lo que pase."

-El árbol de la vida-


domingo, 14 de septiembre de 2014

Es...

Eres... lo que criticas.
La solución a tus problemas está en no criticar a los demás. 
Debes superar todo aquello que te desagrade en los demás. 

La mediocridad es no aceptar tu propia realidad. 

Por el tamaño de la respuesta que des a quien te ofenda, sabrás el tamaño de la verdad que hay en la ofensa. 

Lo falso hace sufrir, lo verdadero trae paz. 

Por cada premio que rechazas en la tierra... un premio te espera en el cielo. 

Lo que admires llegarás a ser ... y lo que desprecies también. 

Tan imperfecto soy... que hasta me creo perfecto. 

Todo lo que te sucede, bien o mal... sólo tú lo has permitido. 

Nos es falta de amor.... es falta de amar. 

Un castigo bien merecido, es siempre bien recibido. 

Quien se anda fijando en los errores ajenos... de seguro no quiere reconocer los propios. 

En nuestras debilidades, está la fuente de nuestras fuerzas. 

Los problemas más difíciles... tienen las soluciones más simples. 

Los problemas no existen... es tu interpretación. 

Los grandes son los pequeños... que se corrigen. 

En todo hombre existe una razón... para ser lo que es. 

No es que los demás no te entiendan... tú no te das a entender. 

No es éxito ni fracaso... es tu actitud la única salida... es la salida. 

Madurez... es estar cada vez, más cerca de la verdad. 

Mientras más cerca estoy de la verdad... más dudo de mi existencia.

No pidas opiniones sobre lo qué harás, que la obra terminada se expresa mejor que tú. 
Conócete... conociendo a lo demás. Está solo, quien se siente solo. 

Nada te persigue, nada te atormenta, es tu miedo... eres tú. 

Lo que piensan de ti... es lo que piensas de ellos. 

Desarrollar tus valores y reconocer tus cualidades... hace crecer y desplazar tus defectos. 

Deja que el mediocre se preocupe de tus errores, y tú de tus aciertos. 

Eso que no puedes perdonar... deja de hacerlo tú. 

Preocúpate de lo bueno y sólo de lo bueno... que desplazará lo malo. 

Un hombre sin ideal... es sólo carne y hueso. 

Todo está en ti, tan cerca que no lo ves 

TODO... está en ti. 

Todo esta en ti, el camino, la solución, la vida, el paraíso y el infierno. 

Los problemas no existen, conócete, ser para dar más. 

Sólo el alma escribe, crea y compone... la razón jamás podrá hacer lo que el alma hace.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

¿Qué quieres de mi?

-¿Qué quieres de mi?
-¿Sabes que es lo que quiero?
Quiero que seas fuerte, saques tu coraje, tu valentía y hagas un esfuerzo por salir de esta, que aprendas a amarte como eres, que dejes de juzgarte,de odiarte, que no te destruyas más, que seas tú misma. Que no dejes que nada ni nadie te lastime, te quiebre o te aplaste, que te des cuenta de lo mucho que vales, quiero que cuando sonrías, sea una sonrisa sincera. 
Eso es lo que quiero de ti. 

GRACIAS

viernes, 22 de agosto de 2014

aPrEnDi...

Aprendí que quien no te busca, no te extraña y quien no te extraña, no te quiere.
Que la vida decide quien entra en tu vida, pero tu decides quién se queda.
Que la verdad duele una vez y la mentira duele siempre.
Por eso...
Valora a quién te valora y no trates con prioridad a quien te trata como una opción. 

miércoles, 25 de junio de 2014

¿Dónde estás?

"No entiendo lo, lo Perdí Hace ya Tiempo y no he vuelto a encontrarlo. No Cómo Sé, DÓNDE, ni CUANDO Paso. SOLO Sé Que ya no no no está conmigo  

y ESO me Pone triste. 

Necesito encontrarlo de nuevo, Pero ¿DÓNDE EMPEZAR Buscar Porción Una? ... "

viernes, 21 de marzo de 2014

"Cada mañana se colocaba el abrigo de los miedos,
el que tenía desde pequeña y que había ido creciendo
a la vez que ella".
Los miedos... los miedos nos acompañan durante toda nuestra vida. Aunque nos esforcemos en perderlos es casi imposible, no podemos luchar contra ellos. Es entonces cuando nos ponemos una coraza, algo que nos proteja y no nos damos cuenta que quizás nos estemos equivocando, que quizás sea mejor expresarlos abiertamente... no esconderlos.


Ésta es la historia de Pupa, la niña que escondía sus miedos bajo su abrigo y salía a la calle envuelta en ellos. Porque Pupa tenía miedo a la soledad, a que no la quisieran e incluso a que la quisieran, miedo a volar, miedo a estar perdida, miedo a que todo cambie, miedo al futuro, miedo a los demás e incluso, miedo a ella misma.

Pero un día Pupa se armará de valor y se desprenderá de su abrigo  y entonces...

miércoles, 19 de marzo de 2014

En busca de la verdad...

A veces lo que no te conviene es altamente hermoso y apetecible. Tiene la apariencia de algo que has deseando por los siglos de los siglos. Huele a gloria, viste largo y elegante, camina sin vacilar. Es un bombón con el corazón de hiel, una rosa con espinas ocultas pero envenenadas con un opio que te envuelve y adormece, el entrañable cachorro del animal más salvaje y despiadado que puedas imaginar…

Es muy complicado saber cuándo decir sí o decir no ante ese esplendor. Hay muchas cosas buenas que nos llegan a las manos disfrazadas de aparentes fracasos, segundas oportunidades, juguetes viejos, casi saldos. Y luego resulta que les das la vuelta, les limpias la cara y sacas brillo y son un sueño, un tesoro… Si sabes apreciar lo que te aportan te das cuenta de que has dado en la diana de lo más grande de tu vida. Hay que saber apreciarlo y no perder esos golpes de inmensa suerte ocultos tras rostros polvorientos y envueltos en papel de periódico viejo.

En ocasiones, sin embargo, nos llega algo enorme y rotundo. Envuelto en lazo rojo y papel deslumbrante. Algo brillante, de un brillo que ciega a simple vista. No de ese brillo que se descubre al cruzar unas palabras, sino de ese que no te deja ver más allá. Y lo tomas gustoso. Lo haces porque te mereces algo hermoso. Porque estás cansado de ruinas y falsas promesas, porque es la oportunidad que buscabas y crees que es el resultado de tus múltiples esfuerzos. La recompensa a tu trabajo y tesón. El resultado de amar sin pedir… La meta tras un carrera de fondo, el premio tras una búsqueda sin tregua. Eso que brilla puede ser un trabajo fantástico, un amigo nuevo, un amor apasionado, un nuevo lugar donde aterrizar conocer otras personas, un viaje emocionante… Es delicioso, fragante, sonriente… Huele a triunfo, a cariño, a belleza en estado puro en un mundo a veces sórdido y bastante sucio… Parece auténtico, saludable, rentable, amable, suave, dulce. Y esa dulzura no te deja ver las aristas afiladas, las fauces y las garras o sencillamente los contras de algo que parece grande y justo para ti. Te lo mereces. Lo quieres. Lo has buscado. Lo necesitas.

De repente, te das cuenta del precio a pagar por vivirlo, tenerlo, poseerlo. Ves que el peaje por adquirirlo es excesivo. Que en muchas ocasiones, el esfuerzo no compensa, pero no puedes renunciar porque es tu sueño. Sabe a tu sueño. Tiene la apariencia que tenía tu sueño. Huele a tu sueño. En todo es casi idéntico, excepto en el dolor y la renuncia que acarrea. Entonces piensas que es justo, que para tener lo que quieres tienes a veces que dejar de lado muchas cosas. Dejar de ver amigos, perder intimidad o vida familiar. Renunciar a algunos principios. Vulnerar algunas de tus concepciones básicas de lo que es la vida… Y te preguntas si vale la pena, aunque ya sabes la respuesta pero no puedes verla ni aceptarla. Has generado un apego a lo hermoso que no te deja desprenderte de ello. Piensas que tiene que compensar porque es tu sueño. Aunque cuando estaba en fase imaginaria, no dolía, no agotaba, no te hacía llorar, no te hacía renunciar a ti…

Y no sabes si dejarlo o pensar que los sueños no son perfectos. No lo sabes, pero lo intuyes, lo notas. Te duele dejarlo porque tiene muchas cosas buenas. A menudo, no sólo es bonito sino que es rentable y te abre un mundo al que nunca has tenido acceso. Un mundo de privilegio que también brilla y mucho. Y aguantas, mientras tienes la sensación de tragarte cada día un baúl de lamentos, algo que no puedes digerir ni soportar. Vas acumulando quejas y desaires. Vas cediendo. Vas desdibujándote a ti y a tu sueño. No te reconoces, no te aguantas la vista y no soportas que los que te conocen de verdad te miren a la cara y lean lo que hay en ti… Por si descubren que escondes amargura tras esa careta de alegría que llevas siempre puesta. Y un día todo es una pesadilla.

A veces lo que no te conviene es precioso, magnético, tan hermoso que lo necesitas… Que necesitas pensar que lo tienes porque te lo mereces. Lo amas profundamente. Lo quieres tanto que sueñas con cambiarlo y conseguir que sea mejor, que tenga alma, que no esté vacío ni al darle la vuelta sea de cartón… Es tan dulce que si lo sueltas no sabes si podrás encontrar nada mejor… Entonces es cuando sabes que no puedes dejarlo pero que no puedes seguir. Porque te ha revuelto y hecho renunciar a todo lo que eras. Porque el sueño es pesadilla y a pesar de su aspecto maravilloso y su aullido ensordecedor, no es bueno para ti.

No es tu sueño. Sólo lo parecía. Los sueños no arañan. No tienen dos caras. Tenías tantas ganas que confundiste algo mediocre con algo verdadero. Tantas ganas que compraste humo para tener algo hermoso que acariciar… Que te lanzaste sin red y te metiste un caballo de Troya en el corazón y ahora te estalla.

Parecía bueno pero era falso. Una persona buena para ti no te hace sufrir ni te hace olvidar quién eres. No te hace renunciar a lo que te define como ser humano. No juega contigo. No te hace llorar.

Lo bueno te hace sentir bien. Te hace madurar y cambiar para ser mejor, no te hace renunciar a ti mismo. Lo bueno te hace grande y valora tus deseos y necesidades. Lo bueno no es fácil pero sus dificultades se ven compensadas por su valor. Lo bueno te hace sosegar y no angustiar. Te hace pensar y no detestar. Lo bueno a veces no parece tan hermoso ni fascinante pero acaba llenándolo todo. 

Si te supone dejar de ser tú mismo sin que desees dejar de serlo no es bueno. Si golpea lo más sagrado para ti no es bueno. Si no está a tu altura como persona no es bueno… Por más perfumado y sabroso que sea…

Cuesta tanto decir no a lo hermoso… Aunque decirle sí es negarte a ti mismo.

Al final, no pasa nada. Lo dejas y sientes pena pero inmediatamente el dolor y la angustia que acarreaba cesan. Dices que no. Lloras cien días y almacenas la experiencia para sacar de ella lo más valioso. Piensas “me cegó el brillo pero supe darme cuenta a tiempo”, La próxima vez le darás una oportunidad al sueño que iba envuelto en papel de periódico viejo. Hurgarás sin pausa para distinguir lo verdadero de lo falso.

Todo suma, al final. Mejor haberse lanzado y luego decir no que haberse quedado con las ganas. Y no hay que preocuparse por hacer el ridículo, es muy necesario. Si no lo haces a menudo es que no estás viviendo con la intensidad que mereces. Y no lo dudes, mereces lo bueno, lo mejor. No se trata de conformarse sino todo lo contrario, subir el listón y buscar lo auténtico. Tenga el aspecto que tenga… 

DIFERENTE...

miércoles, 12 de marzo de 2014

Pescando sueños...

Cuantas veces has planeado cosas que al final nunca salen como esperabas?
 Mil...
Y cuantas veces, has luchado contra lo imposible para conseguir que la vida 
deje de darte palos? 
Otras mil mas...

Y así hasta que a ese primer plan 
A que se te ocurrió le sumas un plan B
pensando que de ese modo las posibilidades de conseguirlo aumentarían, 
pero entonces te das cuenta que tampoco y llega el día en el que 
decides tirar la toalla.

La gente a tu al rededor te lo impide, y empiezan a decirte chorradas para 

que te rías y te olvides de que todos los intentos fueron fallidos, pero entonces 
siempre hay alguien que te anima a seguir intentándolo,
que los sueños están para pescarlos, porque una vida sin sueños
es como una noche sin estrellas...

sábado, 1 de marzo de 2014


Vuelta a empezar. Otro año. Otra oportunidad de sacudirse las penas de encima y construir algo nuevo. Algo nuestro, algo hermoso. Poner el contador de angustias a cero y dejar atrás el lastre de todo lo que no salió bien. Que todo lo que no acertamos quede asumido y guardado en la memoria para saber cómo no se hacen las cosas. Pensar que nuestros fracasos han sido necesarios y valiosos. Concentrarnos en el camino que se abre ante nosotros, con sus incógnitas, sus recovecos, sus sorpresas. Pensar que nos espera algo maravilloso. Algo que puede estar escondido tras un episodio de aparente rutina o en la medianoche del que crees es el peor día de tu vida. Los momentos son a menudo como las hojas, tienen reverso… Cuando la cosa se pone fea, tienes que intentar darle la vuelta al lado rugoso y buscar el lado brillante, el lado suave y sin espinas.

Haremos buenos propósitos. Caemos en ello todos. A veces, más por la necesidad de soñar que de conseguir. Por tener metas que nos ayuden a poner el pie en la calle y aguantar sonrisas falsas y zapatos prietos. Para tener un refugio, un plan b ante la nube gris que se cierne sobre nuestras cabezas… Por pensar que un día tendremos el valor de salir de nosotros mismos y existir sin pedir permiso ni perdón. Sin excusarnos por nuestras rarezas.
Seguramente, pasaremos unos días con la mirada brillante, cambiada, intensa. Habremos hecho balance y apuntado en nuestra cabeza algunos retos para este año. Cuánto correr, qué comer, qué dejar, qué asumir, qué empezar, qué terminar, qué pensar, qué o a quién olvidar… Nos pondremos un montón de normas que creemos que nos van a mejorar la vida y empezaremos a andar, con ganas, con ilusión, con la emoción del niño que abre la libreta nueva y la encuentra inmaculada. Ya lo sabemos, en pocos días, estará llena de enmiendas y frases tachadas. El brillo se que nos esculpía la mirada se esfumará por las esquinas…

Descubriremos que tal vez tanto correr… Sin apenas pensar, con tanto que asumir, tanto que borrar… Ese amasijo de propuestas del “ nuevo yo” podría asfixiarnos. Y la nube gris no marcha. Continua sobre nuestras sienes marcando territorio. A veces nosotros mismos nos metemos en sendas insufribles porque no soportamos como somos ni el rumbo que toma nuestra vida.

Queremos ser otros porque no nos aceptamos. Queremos mirarnos al espejo y no ser quienes éramos para poder tener una vida distinta a la que teníamos. Y en lugar de cambiar nuestra forma de ver la vida, nuestra actitud, pretendemos cambiar el sólo paisaje… Cambiar el entorno ayuda, pero la vuelta y media que necesita nuestra existencia se da sólo desde el interior. Porque en realidad el cambio no está en lo que miras sino en cómo lo ves, cómo lo observas, cómo lo almacenas en tu conciencia y lo sientes. Sin embargo, queremos seguir siendo los mismos sin mutar en nada y maquillamos nuestra vida para que parezca otra. Ser otros, con otras caras que no nos recuerden a nosotros pero caer en las mismas rutinas. Queremos otra vida sin dejar la comodidad de ésta, sin arriesgar nada, sin ceder. Queremos ser felices sin levantarnos del sofá para abrir la puerta. Pretendemos tener un pie en cada uno de los mundos por si la nueva aventura no sale bien. Y la aventura nunca sale bien con un pie en el pasado y sin soltar amarras. Queremos dibujar una nueva historia con los pensamientos de la pasada y el dibujo nos sale limitado, torpe, gastado. Seguimos con nuestras emociones antiguas y queremos vivir experiencias nuevas que no nos llenan, porque no salen de nosotros mismos. Porque no las hacemos con nuestra esencia y necesidad, sino con la conciencia de otros. Tomanos emociones prestadas de otras personas porque nos gusta la cara que ponen cuando ellos las viven. Y no nos preguntamos qué nos apetece hacer a nosotros. Vivimos en una galería, en un escaparate donde vendemos una imagen de nosotros que es ficticia y que al final nos resulta asqueante.

Nos forzamos a hacer cosas que no nos hacen sentir bien, en lugar de hurgar en nuestras cabezas, corazones y entrañas para saber qué desean y qué buscan… Y escuchar. Y que digan lo que quieren, aunque sea loco, aunque suponga dar un giro a tu propio globo terráqueo, un vuelco a tu vida planificada… Ese es el cambio. Eres tú. Cambiar de verdad es en realidad ser más tú que nunca. Escucharte. Encontrarte y ser tú con todas sus consecuencias.

Si quieres que te sucedan cosas que no te suceden habitualmente, tienes que hacer cosas que no haces habitualmente. Cosas que de verdad te recuerdan que estás vivo. Nunca nada que te ate o te ponga un corsé que estrangule tus deseos y tus ganas. No para ser lo que quedaría bien que fueras, sino para ser lo que nunca te has atrevido ser, pero te mueres de ganas de intentar.
Y tal vez, en lugar de correr prefieras caminar o bailar o dejarlo todo y acabar en el otro lado de mundo. Puede que en lugar de restringir, lo que te toque sea abrir. En lugar de dejar de pensar, ocupar la mente en algo nuevo. Quizás debas permitir que tus ojos den una vuelta más y se detengan donde nunca lo hacen y encuentren más belleza de la que puedas imaginar.
Y una vez sepas lo que te llena, lo que te define, estará bien esforzarse porque tendrás tu recompensa. No será una recompensa que llegue al final del camino, sino la de cada uno de los pasos que lo conforman porque harás lo que te gusta, porque gozarás cada momento.

Ahora que cambia el calendario, es el tiempo para ser tú mismo, no una mala copia de alguien que un día pensaste que estaría bien imitar. Sondea tus sueños, acalla tus miedos y alivia tus ansias siendo quién sueñas. No tomes prestado el manual de funcionamiento de otros para ser tú. No te confundas con el atrezo porque tú eres el protagonista. Con nube o sin nube. Sea gris o blanca.
Y cuando te contemples en el espejo, no pretendas ver otros ojos que no sean los tuyos, busca sencillamente otra mirada… Una mirada intensa que te cale y te sorprenda. Una mirada auténtica, sin complejos ni vergüenzas absurdos. Sin aderezos ajenos ni límites. La mirada de alguien que ha encontrado lo que busca y se siente bien en su piel. La mirada de alguien que se hartó de ser sólo la sombra de lo que podía llegar a ser y de tocar sólo el reverso rugoso de las hojas. Sin pedir permiso a nadie.

jueves, 27 de febrero de 2014

Seamos extraordinarios!!!!

Vayas donde vayas, siempre habrá alguien con ganas de ponerte la zancadilla. Con necesidad de criticarte y hacer todo lo posible para que caigas. Sobre todo, si eres de esas personas a las que les gusta cambiar cosas, de las que se mueven y quieren despertar conciencias. No todo el mundo quiere moverse a tu ritmo, ni cambiar, ni mejorar. Hay gente que quiere estar siempre del mismo modo, en el mismo punto… Ocupar el mismo espacio hasta que ese pedazo de modorra a la que se sujeta para vivir desaparezca del mapa. Sólo entonces, se agarra a alguien, se pone en su espalda como un joroba a una garrapata y espera que le ayude a pasar el trance hasta el otro lado de un río turbulento. Quiere conseguir lo mismo que los demás pero sin mover un dedo y detesta a los que hacen lo posible para conseguirlo día a día. Odia el esfuerzo, el talento, la diferencia, el entusiasmo, las ganas… Cuando detecta la ilusión, una sacudida le desplaza directamente al lado opuesto. Cuando nota la alegría, la intenta tocar con sus zarpas sucias pero no para conseguir un pedazo de ella sino para ahogarla, impregnarla de su halo de desgracia… Ese tipo de personas que se detiene a mirar como los demás construyen para luego destruir. Hacen lo posible para desanimarte y golpearte la autoestima… No lo dudes, ellos están más desanimados y maltrechos que tú.

Siempre hay uno o más. Se conocen y retroalimentan entre ellos. No se quieren, no se respectan. Se han acostumbrado a no hacer y un pequeño paso les cuesta horrores. Seguramente, si alguien les diera una parte de su camino, muchos de ellos se engancharían y podrían borrar sus ganas de destruir lo hermoso y cambiar de camino… Cuando se encuentran, se estimulan entre ellos y se esconden las miserias. Parecen unidos, pero no son amigos, son compañeros de desidia, de rabia contenida, de aversión y de asco… Les une el odio y un ansia voraz y rotunda por causar dolor ajeno. Sin ese interés en común, no les queda nada de qué hablar. Sin ese reto no son nadie o al menos así actúan. Les mueve la envidia, el resentimiento, el dolor.

Hay personas que piensan que si las cosas te van bien a ti eso significa que no les pueden ir bien a ellos. Como si se repartiera un número estanco de licencias de felicidad y éxito. Como si tu brillo tuviera que eclipsarles, cuando es justo lo contrario…

No te asustes, no estés pendiente de ellos. Están en todas partes, pero no son mayoría. Hay muchas personas maravillosas, abre los ojos y te cruzarás con ellas. Ellas también se atraen, se buscan… La reconocerás porque son sencillas pero capaces de cosas grandes. Vayas donde vayas, los destructores intentarán laminarte los sueños, hacerlos trizas. No importa, sólo te tienen si les dejas.

Esas personas, adoptan formas diversas. No son a menudo ni el que menos dinero gana, ni el menos agraciado. No son el más tímido ni el que más se esconde. Les mirarás y no entenderás porque lo hacen. A veces, son personas comunes y agradables en el primer contacto. Algunas tienen buenas cualidades para brillar, podrían si quisieran. Si se centraran en ellas mismas y se quisieran. Si dejaran que los demás brillen cuanto quieran y persiguieran sus sueños. No pueden porque no saben, no recuerdan qué era ni cómo se hacía. Se han olvidado de ellos para centrarse en ti y muchas otras personas que siendo comunes se han convertido en excepcionales por su necesidad de mejorar. Eso les duele más.

No te ofendas demasiado, en realidad no es nada personal. No va contigo, va con ellos. Te necesitan tanto que viven a través de ti, del odio que te profesan. Dedican sus horas a ti, a buscar la forma de arañar tu dignidad y convertirte en uno de ellos… Viven por ti pero al mismo tiempo, si no les haces caso y no caes en sus redes adherentes, buscarán a otro. Van de víctima en víctima y se creen víctimas. Como barcas a la deriva que van intentando encontrar un lugar donde quedarse, pero nunca pueden porque nunca quedan satisfechos.

No te odian a ti, se odian a sí mismos por no ser tú. Y no es por nada que hagas es porque ellos no lo hacen, no lo tienen, no lo sueñan, no lo notan, no saben cómo buscarlo. Es porque se han rendido o porque nunca empezaron a buscarlo. Tienen tanto miedo de mirarse a la cara que eluden echarse un vistazo a ellos mismos y se centran en ti, para denostarte y decidir que no quieren ser tú porque no pueden soportarlo y se mueren de ganas de tener tu entereza, tu fuerza.

A veces, corremos el riesgo de intentar pagarles con la misma moneda… Gran error, entramos en su juego, nos convertimos en ellos, empezamos a vivir a través de ellos mientras ellos lo hacen de nosotros… Menudo círculo vicioso de abulia, reproches e inquinas… Una estrategia destinada no sólo al fracaso sino a hacer que nos pudramos por dentro y dejemos de brillar. Nuestra felicidad no se edifica en la tragedia de otros.

Otras veces, intentamos ayudarles. Suena bien… Sería maravilloso. Tal vez podamos, por qué no intentarlo. Aunque a menudo, sabremos si no funciona porque se nos acabaran pegando como lapas y acabamos llevando su peso.

Mejor ignorarles y sonreír. Sin forzar, sin destrozarte la mandíbula con el gesto. No hagas nada contra tu conciencia, no seas hipócrita. Imagina que no estás a su alcance, no porque seas mejor que ellos, si no porque no te importa lo que piensen o digan. Ni las puertas que cierren. Sigue adelante. No pares. Sé más tenaz y adáptate mejor. Sé más elástico para llegar a dónde quieres y levantarte cuando te tumben. No te dejes, no creas que eres tú el que se equivoca. Ámate como eres digan lo que digan. Insiste y siéntete libre y en paz contigo mismo aunque a tu alrededor se libre una batalla de egos.

Y brilla más. Brilla sin parar… Impregna lo que puedas con ese brillo. Sueña más aún. Busca más respuestas. Haz las cosas más extraordinarias con lo más común, lo que tenemos más a nuestro alcance. Haz magia con las palabras y remueve conciencias con un gesto. Mira lo común desde otra perspectiva. Imagina lo no imaginado hasta ahora. No pongas límites. Siéntate en el abismo e imagina un jardín. Sé capaz de ver un pedazo de cielo azul oculto entre las nubes de tormenta… Suma, multiplica hasta en infinito… Todos podemos.

Hagámoslo por nosotros y por los que no saben cómo.

Seamos extraordinarios.

lunes, 17 de febrero de 2014

ENAMORADOS!!!

Las pasiones huecas...

Algunos mares son charcos. Algunos afectos son necesidades. Algunos abrazos son soledades concentradas que toman cuerpo y se agarran. Algunos amigos son titiriteros. Algunos desesperados son títeres sin cabeza. A menudo, algunos amores son trampas y algunas farsas acaban en la realidad más pura. A veces, hay historias que parecen fugaces  y están destinadas a ser eternas. Algunas eternidades son impulsos.

Los ojos nos engañan. Nos dejamos engañar porque no soportamos algunas realidades. Porque confiamos en que nuestra ignorancia sea un alivio para las heridas, porque queremos apaciguar nuestras inquietudes. Porque preferimos desconocer a afrontar.

A veces no es juego, es vida. A veces, no es vida es subsistencia.

No es amor, es deseo. No es deseo, es calor. No es cariño, es aburrimiento…

Algunas verdades son recortes de periódicos. Algunas súplicas acaban siendo consignas. Hay algunas consignas que se quedan en nada. Algunos grandes gestos son sólo fotografías. Muchas zancadillas son estímulos y algunas manos tendidas son garfios. Hay pececillos que son pirañas…

Algunas bestias pardas tienen también un lado amable. Algunos refugios son jaulas. A veces, las montañas son cúmulos de pensamientos negros. Y algunos héroes son villanos con capa. A menudo, el que calla es porque escucha y el que habla no dice nada.

A veces un beso es oro… Y el oro es pura chatarra.

No es miedo a veces, es ignorancia. No es menosprecio, es envidia. No es risa, es sarcasmo, es amargura. A veces, no es una pérdida sino una concesión necesaria. No es azar sino empeño. No es suerte sino esfuerzo. A menudo, algunas cosas no son lo que parecen. Tienes que darles la vuelta. Vulnerar los límites. Derribar los muros que han construido tus sentidos. Dejarte llevar por lo que percibe tu instinto.

En ocasiones no es belleza, es sólo perfecta y fría simetría. No es misterio, es distancia. No es atracción, es tedio.

Algunas ideas absurdas brillan. Algunas locuras son sensatas. Algunas obviedades engañan. A veces, las mentiras arañan la superficie y encuentran verdades ocultas. Por desgracia, muchos sueños caducan si no se intentan. Algunos recuerdos mueren si no se reavivan.

Algunos “te quiero” son rutina. Algunos pequeños gestos de cariño esconden grandes pasiones. Algunas pasiones están huecas. Muchas pasiones huecas cansan.

A menudo no es impedimento, ni dificultad sino excusa. No es cansancio, es pereza. No es fracaso ni error, es oportunidad. No es obstáculo, es reto. No es final, es principio.

No es torpeza, es desgana. No es destreza, es ilusión. A veces no es silencio, es cobardía. No es rebeldía, es juventud. No es maldad, es miedo. No es valentía, es inconsciencia. No es fidelidad, es seguidismo ciego. No es sólo dolor, es rabia… A veces no es rareza, es diferencia, originalidad, criterio.

Algunas sentencias absolutas están vacías. Algunos dogmas son casi adivinanzas. Algunas lealtades nacen rotas. Muchas carcajadas son amargas. Las lágrimas a veces son gozo, la lluvia es vida y el remedio mata. El amor también se viste de indiferencia, el odio de compasión y la alegría de calma.

martes, 11 de febrero de 2014

¿Ser o no ser?

Todo se hunde, pero es sólo en tu cabeza. Allí habitan los grandes peligros y las grandes ocasiones para todo. Tú mandas, tú diriges tus pensamientos… Tú escoges si vas a ser la protagonista o a mirar tu vida desde la platea. Eres lo que piensas que eres. Piensa bien.

Te pongas como te pongas, mañana vas a tener que levantarte y plantar cara, mejor que esa cara esté en buenas condiciones. Mejor que te vean radiante. Que sepan que te recompones cada día. Que eres resistente. Cuanto mayor sea la tragedia, mayor la sonrisa. Hazlo por ellos pero, sobre todo, hazlo por ti. Estás mal ahora, pero no estás sólo

No te avergüences. Acabas de pegar un grito horrible, pero no eres esa persona con cara de caimán en la que te has convertido mientras te enfurecías. Ni tampoco esa que todo lo traga después de una tarde plácida. No eres una hiena, has tenido un mal momento. Si quieres, puedes poner el contador a cero desde ahora. No vivas del pasado más que para aprender de él, no dejes que te atormente. No te obsesiones con el futuro. Vive el presente. Tú vida empieza ahora… Después del grito… Y la próxima vez que vayas a transformarte, si puedes, avisa.

Equivocarse es maravilloso. Tu imperfección te hace perfecto para cometer errores. Estás diseñado para ello porque es necesario y básico para vivir. Fastidiarla es la única manera de saber escoger entre el grano y la paja. No hay fórmulas de éxito, no hay caminos correctos. Equivócate sin complejos, no dejes de hacer nada por miedo, vergüenza o sentido del ridículo.

Porque… ¿Crees que has hecho el ridículo? ¿ante quién? ¿te esconderías en los confines del mundo? ¿te sientes feo, absurdo, desgraciada, cansada, revuelta, indigno? No lo piensa nadie más que tú y si lo hacen es su problema. La ridiculez está en tu mente, has aprendido a creer en ella… Haz el ridículo. Hazlo cada día hasta que se te olvide si lo haces o no y pierdas el sentido… Hasta que no sepas donde está la cordura o la sensatez. Hazlo como ejercicio, no importa cuanto tiempo dure el experimento mientras te seas siempre fiel.

Ilusionarse es una droga. Tenla en vena siempre. Sé adicto a las ganas y al entusiasmo. Es el material para fabricarlo todo. Tal vez hoy has visto cosas que te han puesto los pelos de punta y has tragado injusticia y desidia, por eso vas a necesitar una ración extra de pasión para mañana. Para llegar más lejos, para mejorar esta versión de ti que aún tiene miedos, pero que busca justicia. Muévete, haz, no te quedes quieto que te oxidas. A medida que andes, el camino se irá dibujando ante ti.

Vas a tener que correr riesgos. El mayor de ellos pero el más necesario ser tu mismo. Y eso encandilará a muchos y levantará ampollas en otros. Sigue, eres lo más auténtico que tienes para vender. Lo único. Asegúrate de que sabes quién eres y qué quieres. Busca lo que te hace distinto. Y lánzate.

Sé honesto. No vendas humo. Vende tus ganas, tu talento. Que no te pillen intentando ser quién no eres, ni soñando con cabeza ajena. Si no te gusta tu circunstancia cámbiala. Si de momento, no puedes, píntale las paredes de colores vivos a la celda, que parezca un campo de oportunidades.

Aférrate a los tesoros que posees. Agarra lo bueno de la vida y siéntete afortunado. ¿Amas? ¡Menuda suerte! Eso es lo más grande. Hazlo con toda la intensidad de que seas capaz, pero siéntete libre. El amor es libertad y al mismo tiempo entrega. Recuerda, tú no mendigas amor. Nunca. No te quedas con las migajas, te comes el pastel porque te lo mereces todo. Y lo das todo. Quiérete mucho.

Perdónales, pobrecillos. No saben, no pueden porque no quieren. A menudo no llegan porque su rencor es una barrera. Merecen más compasión que desprecio.Tú si puedes, olvida. Lo más seguro si quieren fastidiarte es que vivan pendientes de ti… Libérales ignorando sus miradas.

lunes, 10 de febrero de 2014

Invierno...

Creo que siempre hay una salida, aunque esté oculta. Aunque se esconda tras un muro de caras amargas y tengas que apartar cien miradas de rabia para encontrarla. Siempre hay unas pupilas amigas entre el amasijo de malas palabras. Siempre hay palabras de esperanza entre la vorágine de palabras demoledoras e hirientes, esas que parecen destinadas a derribar fortalezas y flanquear tu esperanza hasta que se rompa por alguna de sus esquinas.

Creo que siempre hay algo hermoso, por pequeño que sea, en cada momento oscuro. En el camino más angosto, en la decepción más grande, la traición más rotunda… Ese trayecto sórdido en tu vida en la soledad más cóncava imaginable, cuando te encuentras contigo mismo y oyes sólo el sonido de tus tripas y sabes que tal vez no haya nadie más a tu lado en muchos días, en siglos… A muchos kilómetros de piel y calor… Cuando buscas el abrazo como loco y darías pedazos de vida por una caricia… Cuando te sientes tan encerrado en tus miserias que parece que el mundo esté tras una cortina traslúcida que te permite ver pero no tocar. Incluso entonces, te sorprendes encontrando una rostro afable dando un buenos días, ojeando un libro y topando por azar con la frase que necesitas leer o escuchando las palabras que buscas en un murmullo, entre mil voces, como una plegaria… Tal vez, saliendo a la calle y notando como una lluvia fría te moja los hombros y te estremece por dentro. Entonces recuerdas que existes y que todo es posible. Y cierras los ojos y prometes recordar este instante, en un año, en diez años… Hasta el final del viaje. Y guardarlo como algo precioso. El momento en que te diste cuenta de que resistirías. Que el mundo iba más allá de tu mundo, que había un vida más allá de las paredes que tu cabeza había construido para ti… Y que sólo tenías que imaginarlo, que ser capaz de verlo con unos ojos distintos a los que llevas puestos cuando el peso de lo que no eres y deseas con fuerza se te cae encima. Creo que siempre hay un resquicio por el que la ilusión puede escaparse de un cuerpo cansado y salir a la calle a buscar fantasía… Y si no la encuentra, pintarla, crearla, inventársela para que exista.

Creo que siempre hay un deseo al que agarrarse. Aunque queme y te deje las manos llagadas. Siempre hay algo que cumplir, un horizonte al que llegar, una esquina que girar para descubrir qué hay al otro lado. Y no importa si es un vertedero o un prado de flores rojas, lo que importa son las ganas con las que pisas el camino. El pulso acelerado de cada paso. La emoción de sentirte vivo mientras lo imaginas. La multitud de pensamientos de esperanza que atraviesan tus sesos hartos de rutina y ansiosos por salir del sendero marcado.

Creo que siempre hay más de un camino. Más de una respuesta. Más de una puerta que cruzar. Más de una carcajada pendiente… Más de un cielo que ver y más de unos labios que besar.  Más de una pasión con la que agotar al cuerpo. Más de un amor que dar sin medir ni recortar. Sólo hace falta salir del decorado y girar la vista. Mirar donde no miramos. Imaginar lo que no imaginamos. Pensar que lo merecemos. Osar a dar la vuelta y exponernos. Quedar desnudos de alma y conciencia. Aguantar algunas risas y comentarios. Bailar al son de esas risas irónicas y reconocerse la valentía. Amar la propia osadía de creer, de intentar, de seguir y no parar… La imprudencia de seguir bailando cuando la música ya no suena y la noche cae.

Creo que siempre hay un mar distinto que rodea tu pedazo de tierra, por desierta que parezca. Una forma diferente de releer nuestros recuerdos para que no arañen. Una brizna de belleza en el instante más retorcido del trayecto. Un poco de calor en la tarde más fría del invierno, del invierno más crudo, del año más duro y árido de nuestra vida. Siempre, no lo dudes… Siempre.



Método infalible para no llegar nunca a ser feliz

No te cuestiones nada.

No preguntes. Calla. Espera.

Dí siempre que sí. Incluso cuando no quieras. Cuando el sí sea la carga más pesada que arrastras.

Traga, siempre. Aunque no tenga sentido. Aunque no sepas la razón y te des cuenta de que mereces mejor trato.

Intenta gustarle a todo el mundo. Cree firmemente que hay espacios de gloria que te están vetados porque sí. Porque eres tú. Como si en tu ADN hubiera un gen repelente a la dicha, la fortuna, la capacidad de conseguir lo que anhelas. Como si el mundo se dividiera en ganadores y perdedores y tú estuvieras enjaulado en el segundo grupo.

Esconde tus ideas por si ofenden.

Procura no destacar por si te miran y critican. No opines. No brilles por si a alguien le molesta.

No arriesgues por si te equivocas y eres el blanco de las burlas.

Procura no hacer nunca el ridículo. Riele las gracias a todos. Siéntete común, vulgar. No te diferencies. 

Esconde tus sentimientos y emociones. Piensa que mostrar lo que sientes te hace débil, que tener miedo es de cobardes y que las dudas no son necesarias.

Cree firmemente que llegará un día en que serás feliz. Que todo estará controlado entonces, como por arte de magia. Que tendrás el hogar perfecto, la familia perfecta, el aspecto perfecto, el trabajo perfecto… Que podrás anotar esa fecha en el calendario como el primer día del resto de tu vida. Y decide esperar sentado a que llegue.

Cree que la felicidad viene desde fuera y no desde dentro. Que es absoluta y que llega del tirón. No escuches a otros. Lleva tu pena en silencio y convéncete de que eres el único que lo pasa mal.

Que no te importe sufrir mientras esperas que llegue ese momento de perfección. Aguanta malas caras y baja la vista. Pásalo mal, que el rencor te carcoma, arrastra una carga esperando que todo cambie por azar. No vivas esperando vivir. No ames si no ves un atisbo previo de amor en los demás.

Siéntete gusano y procura esquivar las pisadas de quienes crees que están destinados a ser mariposas. No confies en nadie.

Posterga el momento de parar y cerrar la puerta al asco que te da todo esto. Postérgalo todo hasta que pierda sentido.

Déjalo para mañana o para nunca. No te esfuerces, piensa que no merece la pena.

Sé altamente desdichado y no te rebeles. Aguanta situaciones injustas porque no hay más remedio que sobrellevarlas. Decide que no puedes cambiar nada. Que el destino está escrito. Que sentir dolor es habitual y necesario. Que encajar golpes forma parte de tu día a día. Que no mereces más.

Piensa que lo pequeño nunca será grande. No imagines. No sueñes.

Cree que no hay elección. Compádecete de ti mismo.

Decide que todo esto no es responsabilidad tuya. Que eres una víctima. Que nada está en tus manos. Que tu vida no es tuya, que no la diriges y que no puedes escoger a dónde va.

Laméntate y quéjate por todo y propaga tu desdicha. Que lo sepan todos, que lo compartan.

Etiquétate como el desgraciado. Que todos lo sepan. Que todos lo digan, el primero tú.

Lleva tu etiqueta con el mayor pesar posible. Regodéate en tu miseria, en tu imposibilidad de dar la vuelta a la situación.

Ah… Más todavía… Busca una excusa convincente para no haber sabido cambiarlo todo, por no haber tenido ganas de frenar a tiempo tu frustración y resignación vital. Y si no la encuentras, acarrea también la culpa y la rabia por no saber cómo llegar a la salida de este sucedáneo de vida. Y si te duelen demasiado estas emociones corrosivas, busca a alguien ajeno que parezca que lucha por vivir a su modo y que se esfuerza por encontrar respuestas. Alguien a quién descárgarle tu ira. Sé injusto con él, pisa su dignidad, humillale, criticale hasta la saciedad como si fuera lo más importante de tu vida, tu único tema de conversación… Y envidia su felicidad si no eres capaz de quebrar sus defensas, si no puedes derrotar su entusiasmo.

Ódiale a él por tu cobardía. Cúlpale y nota los efectos nefastos de este sentimiento en tu propia esencia y tu cuerpo cansado. Pasa de presa a depredador. De cordero sumiso a lobo voraz.

Y cuando termines, prepárate para volver a empezar. Esto es un círculo vicioso que no acaba nunca.

¿O no?