Los símbolos son síntesis de nuestros pensamientos, personales y subjetivos, vinculados con estados de ánimo o ambientes internos muy antiguos. En realidad la creación de pensamientos es un proceso sistémico apoyado en el substrato simbólico que hemos ido acumulando desde el nacimiento y que suele quedarse como memorias dormidas, que se activan cuando aparece en la vida un estímulo con el mismo colorido emocional que la situación que las generó.
Cada vez que miramos un objeto, éste está investido de todo ese mundo simbólico que hemos construido a partir de vivencias muy íntimas. Este mundo simbólico personal conforma la base de los pensamientos que luego, al cristalizar en nuestra psique, se convierten en creencias. Son sensaciones encadenadas que provocan una emoción, la cual nos incita a actuar de una forma o de otra en función del significado interno que le demos.
El pensamiento sistémico es una disciplina que mira al mundo a través de sus interrelaciones. La clave para ver la realidad sistémicamente consiste en ver las dinámicas que interactúan y sus causas, en lugar de mirar los procesos de forma aislada.
La mirada sistémica, a través de objetos, relatos simbólicos, cuentos o refranes, se apoya en una capacidad de proyectar al exterior esas imágenes simbólicas, que son esencias de nuestra concepción interna del mundo y que siempre se manifiestan como procesos interrelacionados.
El reto que se nos presenta es por un lado saber descifrar esos símbolos para luego interpretarlos sistémicamente. Por ejemplo, ¿cómo puedes comprender que el árbol que esta frente a la puerta de tu casa se ha quedado sin hojas? Si ves que la temperatura baja, que los días son cada vez más cortos, que llueve con más frecuencia, que el viento sopla con fuerza…sabes que llega el invierno y eso significa un cambio en los procesos vitales del árbol.
Son causas separadas en el espacio tiempo pero interrelacionadas de forma que cada una influye en las otras. Entonces deduces por qué el árbol se ha quedado sin hojas, entiendes la cadena, lo cual no sucedería si observaras cada acontecimiento aisladamente. Es un enfoque que ve totalidades e interrelaciones en vez de secuencias lineales de causa-efecto y procesos de cambio en vez de instantáneas.
Por Maita Cordero Ayuso, maestra y terapueta, formada en varios ámbito como la terapia regresiva, la PNL, el coaching y la consultoría, así como en Constelaciones Familiares. Máster en Pedagogía Sistémica.
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