Toda pregunta lleva implícita una afirmación, una carga de información que condiciona la respuesta. Si el mecanismo del pensamiento es realizar preguntas y responderlas, veamos el poder de las preguntas positivas, y como condicionan nuestra acción. ¿Qué consecuencias tiene el pensamiento positivo?
Sabemos que nuestro cerebro funciona mediante el mecanismo de pregunta-respuesta, y así, estamos constantemente generando un diálogo interno con nosotros mismos. Para cada pregunta que nos formulamos, nuestro cerebro busca las respuestas correspondientes.
La carga de positividad, negatividad, acción o pasividad que contenga la pregunta generará una respuesta orientada en el mismo sentido de la pregunta. Así, la respuesta a preguntas positivas será positiva, la respuesta a preguntas negativas será negativa,…
Siendo conscientes de esto, parece importante filtrar muy bien el contenido de nuestras preguntas, pues si de ellas dependen las respuestas, también lo serán las acciones que emprendamos a partir de las mismas.
Supongamos una pregunta como “¿Por qué no puedo hacer esto?” Si nos fijamos, en la propia pregunta hay dos partes. Por un lado está la afirmación “no puedo hacer esto”, y por otro lado, la pregunta del porqué. La parte afirmativa está suponiendo una clara limitación que marca claramente el sentido de la respuesta. Acabo de asumir mi limitación, y simplemente he pedido que mi cerebro busque motivos que justifiquen por qué no puedo hacerlo.
Observemos que un planteamiento así está limitando nuestra acción. Realmente, no estamos buscando fórmulas para hacerlo. Mas al contrario, estamos preguntándonos cuáles serían las excusas que justificarían por qué no hacerlo.
Necesitamos diseñar una batería de preguntas alternativas que nos permitan acabar mejorando y generar la acción necesaria en la dirección positiva. Se trata de activar el pensamiento positivo.
¿Crees que podrías hacer algo para lo que tú mismo te has convencido que no es posible? Evidentemente, tu acción, si llegases a desarrollarla, sería muy pobre, y en consecuencia, acabarías justificando que efectivamente tenías razón. No era posible. Ya lo sabías.
Ahora, demos un giro de 180º a nuestro planteamiento, y cambiemos el sentido de nuestra pregunta. Plantéate “¿Qué podría hacer para acabar mejorando/consiguiendo esto”? Observa que el hecho puede ser el mismo que en el caso anterior, pero la pregunta es bien distinta. Pare empezar, la carga de información que contiene alberga la posibilidad de que “es posible mejorarlo o conseguirlo“. Así, de partida ya contamos con un planteamiento radicalmente distinto. Asumimos la opción de que es posible, e iniciamos la búsqueda de posibles opciones para conseguirlo. Igual que ocurría con la pregunta anterior, en este caso, la mente también va a responder nuestra pregunta, y acabará ofreciéndonos posibles alternativas para acabar consiguiendo el propósito.
“es posible mejorarlo o conseguirlo”
El hecho, en si mismo es objetivo. Es lo que es. Sin embargo, el lado por el que lo abordemos puede generar resultados dispares.
Te propongo una lista de 6 de preguntas positivas que puedes utilizar en cualquier situación que se te plantee cada día :
Observa que todas estas preguntas tienen 3 características en común :
Te propongo que revises tu diálogo interior, y que detectes si las miles de preguntas que te formulas cada día tienen el sentido y la carga de información que deben tener. Si no es así, como ejercicio de autoayuda, plantéate si algunas de las preguntas que hay contenidas en este artículo podrían ser un punto de partida para iniciar esta dinámica de pensamiento positivo.
© 2013 Miguel Ángel Guilló - @miguel_guillo - http://maximopotencial.com
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